
ESTÁN EN TODOS LADOS. MANIPULAN, AVASALLAN, Y DESVALORIZAN SIN CULPA. AQUÍ SE ENTREGA UNA PAUTA PARA DEVELAR SU PERFIL Y EVITARLOS.
Texto: Erick Bellido
Existen múltiples indicadores para descubrir perfiles de personas calificables como 'no gratas'. Por ejemplo, hay quienes ventilan odio visceral y se regodean con la humillación de terceros; otros pasan con toda su caballería sobre el más débil; están los manipulares; los violentadores y quienes desvalorizan al otro para sentirse bien consigo mismo. A esta biodiversidad animal, podemos sumar al que daña con intención sin jamás proponer una reparación; el que impone su visión con violencia; el que manifiesta envidia por bienes ajenos; el creador de problemas para lucir soluciones prediseñadas; los espinitas o chupa piés; los escaladores; los que se aprovechan del conocimiento del subalterno para brillar sin desgastar una sola neurona.... en fin, la lista suma y sigue. (puedes agregar ideas al final de éste artículo)
Si es por desenmascarar otros perfiles detestables, a la nómina de personas dañinas podemos incorporar los personajes de rasgos autodestructivos; narcisistas; estafadores patológicos; perversos y violentos impenitentes. Evidentemente, también hay otros más nocivos no descritos, pero después de sacar a la luz este singular listado es válido preguntarse ¿estamos redeados de gente rotuilable como 'tóxicos'?
En el ámbito de las neurociencias dicen que ésta pregunta tipo hipótesis es real, es decir, si hay millares de personas altamente 'tóxicas', figuras que se reflejan en aquellos seres rapaces que inexorablemente perturban el bienestar ajeno al pundo de llegar a chupar la sangre al más débil o sometido al esquema del dominio-sumición. Incluso, sus conductas se traducen en patologías, y la coexistencia con ellos resulta poco llevadera, generando trastornos conductuales a nivel personal o grupal, degrando climas de relaciones interpersonales.
Desde el prisma del psicoanálisis y la psicología, los expertos levantan distintos apostolados, dividiendo la forma de abordar esta casuística. No obstante, ambas se inclinan por los vínculos y comportamientos "tóxicos" más que por las personas, ya que lo que es "tóxico" para unos puede ser perfectamente aceptado por otros. En todo caso, se trata de una percepción subjetiva, dicen.
Si bien no existe una cofradía donde se imponga la toxicidad, al hurgar en los perfiles nocivos sin duda que algunos políticos, aquellos que sólo buscan ser escuchados y prometen lo que saben que jamás van a cumplir, podrían encajar en ese estereotipo. Y, dentro de las relaciones de poder, los jefes desconcertantes, impredecibles o arbitrarios, los seudoemperadores de la verdad, incapaces de encomiar méritos o esfuerzos, no se escapan indemnes a la toxicidad.
"Quien mejor se ha dedicado a este tema en la historia de la filosofía es Baruch Spinoza", apunta el filósofo Tomás Abraham. "Él habla de encuentros que potencian nuestras energías y nos dan alegría, y los que las disminuyen y producen tristeza. Cuando dos cuerpos se convienen entre sí, multiplican su potencia. Y cuando no lo hacen se produce un mal encuentro, semejante a una especie de envenenamiento", explica.
GESTIONAR EL CAMBIO
Para Roxana Kreimer, filósofa e investigadora de la actitud humana en el cotidiano vivir, es asertiva al categorizar determinados perfiles conductuales, siendo popularizado su legado por la escritora norteamericana Lilian Glass en el libro "Gente tóxica" (Toxic people), páginas que develan y advierten claramente: "nadie es ciento por ciento sano, ni física ni psicológicamente; por eso, es importante atender los patrones caracterológicos y sus efectos".
Además, Glass señala que "los comportamientos destructivos son tolerados si aparecen de manera esporádica. Pero cuando se repiten con frecuencia, contaminan las relaciones interpersonales".
Al respecto, Confucio sugería que "si uno se topa con gente buena, debe tratar de imitarla, y si uno se topa con gente mala, debe examinarse a sí mismo. Y caracteriza a las personas 'tóxicas' por su falta absoluta de empatía con el otro".
Por otra parte, la doctora en filosofía Diana Cohen Agrest, de la Universidad de Buenos Aires, reflexiona respecto de los vínculos destructivos de los que hay que huir, junto con advertir sobre la estigmatización y la capacidad de cambio de las personas argumentando que "la raza humana experimenta constantes cambios en sus procesos de construcción y deconstrucción de la realidad. El nombre definitivo es el del epitafio, pues sólo allí adquirimos una identidad definitiva. Mientras vivimos, se puede dejar de ser una persona de características 'tóxicas', como también se pueden adquirir otras características y habilidas enfocadas hacia equilibradas relaciones interpersonales".
Sin duda el tema genera visiones cruzadas o en extremo diversas. Así por ejemplo, a juszgar por el filósofo Santiago Kovadloff, es parte de la vida cotidiana cruzarse a menudo con personas detestables e implorar por liberarse de tanta negatividad y mal vivir al instante, a fin de librarse de la situación. Para lograrlo propone "es clave porner el acento en los vínculos más que en las personas, porque el significado de alguien depende primordialmente de quien entable una relación con él. En ámbitos laborales, las opciones se reducen a evitarlos y no contradecirlos, pues los tóxicos son altamente vengativos y mal intensionados, encubriendo su mandar y mal actuar con caretas".
Kovadloff, se pregunta al respecto si la gente realmente se cuestiona qué es lo que uno produce en el otro, confesando "Yo también puedo irritar y ser muy aburrido en mi vida pública".
Sin embargo, ubica como rasgo dominante de la toxicidad "a las personas monologadoras y autorreferenciales y a aquellos que nos aplastan". Y arremete contra los simuladores y contra aquellos vínculos cimentados a partir de una necesidad tramposa: "La de no relacionarse realmente".
CONSEJOS PARA EVITAR A LOS TÓXICOS
-A esas personas se las controla quitándoles su poder, escapando de ellas o no permitiéndoles acceso a nuestra intimidad.
-Si se debe convivir con ellas en la familia o en el trabajo, hay que abstraerse mentalmente de su presencia y acciones.
-Cuando surge un comentario o comportamiento "tóxico", simular que se le presta atención cuando, en realidad, el esfuerzo es por desoírlo.
-Al "tóxico" se lo neutraliza con amabilidad. Su afán por lastimar con comentarios o actos desagradables resulta estéril si él percibe que carece de efecto.
-Focalizarse en las cosas positivas que uno tiene en la vida cuando se está cerca de una persona "tóxica". Es un ardid efectivo para superar los malos momentos.
-Si no es posible evitarlos, adquiera un identificador de llamadas y reduzca al mínimo el contacto personal con ellos.
-La actitud positiva es siempre una elección. Prepárese mentalmente para estar bien y contrarrestar así las actitudes "tóxicas".
-Si una persona "tóxica" forma parte de su equipo de trabajo, establezca de antemano y claramente las reglas de convivencia. Si se trata de su jefe, hágale saber que usted y su equipo pierden eficiencia frente a comportamientos negativos. Y póngale ejemplos.
-Si el "tóxico" no es alertado sobre su toxicidad, la extenderá en el ambiente. No deje pasar por alto esas actitudes y convérselo inmediatamente con él.
-Ejercite su propia autocrítica y revise periódicamente qué tipo de actitudes y comportamientos tiene hacia los demás. Usted también puede ser "tóxico" para otros. No les haga a los demás lo que no desea que le hagan a usted.
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