METAFÍSICA Y
RELATOS SOBRENATURALES RESCATA "FANTASMAS DEL NORTE. IDENTIDAD,
IMAGINARIOS Y MEMORIA", LIBRO QUE VISIBILIZA EPISODIOS REALES SURGIDOS TRAS EL
DECESO VIOLENTO DE PERSONAS EN ÉPOCAS PASADAS Y ACTUALES.
Texto: Erick Bellido / erick@bellido.cl
Pocas veces los académicos
se animan a explorar desde el ámbito de las ciencias sociales y la antropología
social, temáticas vinculadas a los fantasmas. Pero existen personas que desean
asomar su mirada ecléctica para desde la envestidura del investigador animarse
a submarinear en un mundo colmado de testimonios e imaginarios sin explicación
aparente.
Mediante un estudio en
formato de ensayo, Patricio Rivera Olguín, del Departamento de Ciencias
Históricas y Geográficas, y del área de Educación de la Universidad de Tarapacá,
corre el riesgo de socializar en librerías "Fantasmas del Norte. Identidad,
imaginarios y memoria", texto que tiene por mérito asumir la imagen de los
aparecidos o fantasmas desde una motivación psicohistórica y no folclórica.
Sin trepidar, absorbe desde
un ángulo analítico, expositivo y metódico una serie de relatos que pululan en
el norte grande en medio de la cultura popular, haciéndose suyos cúmulos de
expedientes clasificados como inexplicables, para dar explicación o simplemente
evidenciar narraciones fantásticas transmitidas boca a boca y relatos recogidos
por la prensa sobre apariciones de extraños entes y fantasmas.
En poco más de doscientas
páginas, el autor instala una singular visión sobre como la sociedad chilena
naturaliza la muerte, para no dejarla como un final carente de sentido. Por
consiguiente, se induce al lector a decodificar la creencia de que realmente
existe un singular tránsito hacia el ‘más allá’.
Quizás el mensaje subliminal
de esta publicación se juega en invitar a reflexionar sobre la respuesta al
misterio de la muerte, junto con explorar el submundo de los aparecidos
espectrales, los que paradojalmente generan nexos de cercanía o familiaridad
entre vivos y fallecidos. Una conexión íntima que existiría en las antípodas de
la existencia que, pese a las circunstancias violentas del final, se hace
umbroso pero no desaparece.
Así por ejemplo, denota lo
que ocurre en la región de Tarapacá, donde logra recoger un sinnúmero de
sucesos paranormales que dan pie a historias de rincones que petrifican almas, y
donde por años han existido historias y leyendas que tratan de brindar algún tipo
explicación a fenomenologías que parecen no lograr una explicación
satisfactoria.
En otras ciudades como
Iquique y zonas interiores como Pica, Santa Laura y Humberstone, los relatos
sobre irrupciones de espectros que aparecen de forma repetida, se asocian a historias
relacionadas con antiguos cementerios indígenas, caletas prehispánicas,
salitreras y hospitales.
De esta forma, los
testimonios configuran un relato clásico de aparecidos, logrando captar tras
cada vivencia la percepción de escalofriantes sensaciones de tensión y miedo, matizado
con sentimientos de empatía cómplice y angustia, razón que explicaría el motivo
que no logren trascender los relatos, ya que muchos optan por no divulgación
del suceso al exterior del hospital, como si se temiera una represalia de la
aparecida por haber hecho pública su existencia.
ESPELUZNANTE
PASADO
Históricamente, el Norte
Grande guarda de forma silente una significativa densidad de muerte, flanqueada
por sucesos ligados a los sacrificios Incas, la conquista española, la esclavitud
en tiempos del salitre, la fiebre por el boom minero y la Guerra del Pacífico,
todos hitos que marcan una fuerte presencia de la muerte en la zona. A ello se
suman pasajes ligados a muertes trágicas de la era moderna (Santa María),
muerte por desastres naturales (terremotos, tsunami), muertes políticas (por
persecuciones y dictadura). Todos estos elementos crean las condiciones para
que en una mentalidad religiosa popular represente diversas percepciones frente
a la concepción de la muerte, que muchas veces termina con la materialización de
fantasmas o seres sobrenaturales, dejando al desnudo el evidente cruce de las
energías transmitidas por vivos y muertos, mundos en perfecto paralelismo que
invita a repensar en profundidad sobre el ‘Ser’, ‘Estar’ y la transmutación de
los planos materiales e inmateriales.
Probablemente, no es que una persona se muera para siempre y deja de
existir, sino que sigue manteniendo una rutina y dinámica, que se representa a
través de fantasmas como una especie de negarse a que ya no ‘existe’.
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