Desde un enfoque analítico, una limitada capacidad para "mentalizar" es
una condición determinante en múltiples desórdenes psiquiátricos y en las
dificultades que muchas personas presentan al enfrentar los desafíos de la vida
cotidiana. Aquí exploramos claves terapéuticas para activar redes neuronales de nuestra mente.
Texto: Erick Bellido
Texto: Erick Bellido
No son muchos los especialistas del ámbito de la psicología que sostienen que una capacidad aumentada para mentalizar, puede ser un pilar
fundamental en la resiliencia y en la habilidad de algunos para lidiar con la
adversidad. Así lo establecen los autores del libro "Mentalizing in Clinical Practice", quienes brindan una detallada teoría sobre la mentalización y las
implicancias prácticas para el trabajo clínico de la modelación cerebral.
Allen, Fonagy y Bateman, son investigadores que apuestan por trabajar técnicas que estimulen mentalizar, pues es producto de la integración realizada
por el conocimiento acumulado a través de diversos estudios en
desarrollo infantil, de los resultados obtenidos en numerosas investigaciones
sobre efectividad en psicoterapia y de la considerable experiencia de los
autores tratando pacientes borderline. Así, los autores del libro en comento, explican cómo la
mentalización se desarrolla dentro de las relaciones de apego temprano y cómo
traumas en el apego deterioran el potencial mentalizador del infante y sus
consecuentes efectos negativos en la regulación afectiva, en la consolidación
de un self agente y en la capacidad del individuo al interactuar socialmente en su entorno o escenarios en que se desenvuelve cotidianamente.
La primera parte del
libro da respuestas a las preguntas ¿qué es la mentalización? ¿cuál es su
correlato neurobiológico? ¿qué condiciones del desarrollo temprano fomentan o
detienen la adquisición de este recurso psicológico? La mentalización es
descrita como el acto de “tener la mente en mente”. Esto involucra la capacidad
de poner atención a los propios estados mentales y a los de los otros,
reconociendo en el proceso los correspondientes deseos, necesidades y pensamientos
de los involucrados. La propia conducta y el comportamiento de los otros pueden
entonces ser comprendidos como motivados por diferentes estados mentales
favoreciendo de esta manera la interacción social y la autoregulación. Este
proceso de mentalización puede ser llevado a cabo tanto explícitamente -a
través de narrativas relativamente concientes, deliberadas y reflexivas- o
implícitamente por medio de un conocimiento procedural. En las interacciones
interpersonales generalmente mentalizamos en este nivel implícito; tomamos en
cuenta la mente y perspectiva de nuestro interlocutor sin necesidad de pensar
explícitamente al respecto.
La tesis de los
autores es que la mente –y la capacidad para mentalizar- se desarrolla en un
proceso intersubjetivo entre un infante y sus cuidadores y específicamente en
el contexto de un vínculo de apego seguro. La posibilidad de que un niño logre
experimentar sus reacciones emocionales como sentimientos -es decir representar
sus estados mentales- depende de la capacidad de los cuidadores para tener “la
mente del niño en mente” y para responder a sus reacciones emocionales en forma
congruente y delimitada (marked). Los niños llegan a descubrirse como seres
psicológicos con agencia cuando pueden “descubrir” sus afectos en las respuestas
emocionales que otros tienen hacia ellos. Una función parental (parenting)
deficiente, que no le brinde al infante la adecuada especularización, ya sea
por una reacción emocional exagerada o incongruente, por negligencia o
maltrato, frena el desarrollo del pensamiento, limitando al niño y al futuro
adulto a un funcionamiento mental “pre mentalizador”.
Interesantes resultan
las consideraciones clínicas propuestas en este libro para el trabajo con
pacientes con fallas en la mentalización. Estas propuestas son acompañadas por
algunos datos que resultan muy provocadores. Investigaciones sobre la
efectividad de psicoterapias muestran que los tratamientos que tradicionalmente
han recibido pacientes borderline -cuya patología está fuertemente cruzada por
una limitada capacidad mentalizadora- no son efectivos. Los pacientes no sólo
no mejoran después de años de tratamiento, sino que empeoran. Estos datos
resultan aún más perturbadores cuando se comparan con la evolución natural del
cuadro psiquiátrico. Los pacientes borderline que no reciben tratamiento
mejoran mucha de su sintomatología espontáneamente. Considerando y analizando
estas estadísticas, los autores plantean que los tratamientos tradicionales en
estos pacientes pueden resultar iatrogénicos, especialmente cuando estos no
consideran las fallas en la mentalización de los pacientes y cuando las
intervenciones del terapeuta no están dirigidas a fomentar su desarrollo.
Los autores
desarrollaron un modelo terapéutico basado en la mentalización (Mentalization
Based Therapy). Consideran que las intervenciones que promueven la
mentalización no están indicadas sólo para el trabajo con pacientes con
patología borderline, sino que cualquier terapeuta puede favorecer su práctica
clínica general al conocer sobre los procesos mentalizadores y sobre las
intervenciones que los fomentan.
¿QUÉ DEBE HACER EL TERAPEUTA?
El objetivo de este enfoque terapéutico es aumentar las habilidades mentalizadoras de los pacientes con fallas en esta área. Esta propuesta, más que ser una técnica, es una actitud terapéutica que favorece facilita los procesos para lograr 'mentalizar' en pro de un resultado.
Utilizando
numerosas ilustraciones clínicas, es posible describir el tipo de intervención que promueve el
desarrollo de la mentalización y las intervenciones que la socavan. Por
ejemplo, plantean que es muy importante que el terapeuta mantenga una postura
curiosa, inquisitiva, “de no saber”. Fomentan aquellas intervenciones que
permiten que el paciente identifique sus estados mentales y los de los otros,
logrando así una mejor comprensión de las conductas e interacciones.
En síntesis, el terapeuta debe invitar a su paciente a que observe su experiencia y las interacciones desde múltiples perspectivas. El trabajo en la transferencia es importante en tanto permite la observación de los sentimientos y estados mentales en el “aquí y ahora” de la interacción entre el paciente y su terapeuta. Lo anterior, facilita que los pacientes logren identificar no sólo sus propios estados mentales, sino que también, los estados mentales de otros, incluyendo los estados mentales del propio terapeuta.
Siguiendo esta línea de pensamiento, algunas autodevelaciones del terapeuta pueden brindar información adicional al paciente respecto a la interacción y corregir atribuciones distorsionadas. Las técnicas interpretativas orientadas al 'insight' fortalecen la mentalización pero sólo en pacientes que ya poseen de base importantes recursos en esta área.
Por otra parte, se debe dejar en claro, que las técnicas interpretativas serían de utilidad con pacientes neuróticos cuyas representaciones mentales están distorsionadas y no así con pacientes con dificultades en la mentalización cuyos problemas residen en los procesos mentales.
En síntesis, el terapeuta debe invitar a su paciente a que observe su experiencia y las interacciones desde múltiples perspectivas. El trabajo en la transferencia es importante en tanto permite la observación de los sentimientos y estados mentales en el “aquí y ahora” de la interacción entre el paciente y su terapeuta. Lo anterior, facilita que los pacientes logren identificar no sólo sus propios estados mentales, sino que también, los estados mentales de otros, incluyendo los estados mentales del propio terapeuta.
Siguiendo esta línea de pensamiento, algunas autodevelaciones del terapeuta pueden brindar información adicional al paciente respecto a la interacción y corregir atribuciones distorsionadas. Las técnicas interpretativas orientadas al 'insight' fortalecen la mentalización pero sólo en pacientes que ya poseen de base importantes recursos en esta área.
Por otra parte, se debe dejar en claro, que las técnicas interpretativas serían de utilidad con pacientes neuróticos cuyas representaciones mentales están distorsionadas y no así con pacientes con dificultades en la mentalización cuyos problemas residen en los procesos mentales.
Las
ideas expuestas, enriquecen y complementan las teorías
psicoanalíticas ya existentes al integrar los conocimientos científicos acumulados
en los últimos años en los ámbitos de la neurociencia, la psicología del
desarrollo, la teoría del apego y las investigaciones en efectividad en
psicoterapia. El concepto de mentalización presentado resulta interesante y
útil, favoreciendo el entendimiento de las dificultades que aquejan a
muchos pacientes y a la vez abre nuevos y prometedores caminos
para el trabajo de psicólogos y psiquiatras.
Libro : "Mentalizing in
Clinical Practice"
Autores: J. Allen, P. Fonagy y A. Bateman
Autores: J. Allen, P. Fonagy y A. Bateman
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