ES UNA DISCIPLINA ANCESTRAL DEL SABER MÍSTICO Y QUE SUBMARINEA POR EXTRAÑOS MUNDOS. SIN ALUCINÓGENOS Y LIBERADO DE PREJUICIOS, EXPLORO A CUERPO PRESENTE ESTA SENDA ONÍRICA-MÁGICA Y PSEUDOCIENTÍFICA, PARA DEVELAR ALTERNATIVOS RITOS Y SANACIONES QUE AÚN SE PRACTICAN EN CHILE.
Erick Bellido
Transporta tu mente a un neutral estado de conciencia, para luego imaginar un entorno en blanco, para dejarse llevar por tres desconocidas sendas chamánicas. Es que para consignar una aproximación vivencial a las tradiciones del mundo chamánico, hay que estar dispuesto a dejar abierta una puerta hacia un mundo irreal, o bien, lo que aún denominamos la dimensión desconocida, brecha temporo-espacial renegada y mofada por el clero y la comunidad científica.
Aquí se acaba el ruido cotidiano, el estrés del transporte, los compromisos bancarios, y los dramas familiares. Es como pasar por el umbral de las incertidumbres, donde el cuerpo muta para dejarse llevar por las vibraciones rítmicas que emanan de ceremoniales llenos de aromáticas hierbas, extraños atuendos, bailes, cánticos y amuletos entre rúnicos y primitivos. Un submundo donde los sónidos se proyectan desde instrumentos musicales como importados del más allá, para rápidamente todo fundirse a fin de invocar a los otros, también llamados seres de luz, los que seducen a novatos y expertos en el arte de la sanación y el conocimiento espiritual dotados de energéticos poderes y simbolismos. Pero claro, es sólo un mínimo fragmento del complejo puzle que comenzamos a develar, pues quienes hacen de guías son nada menos que singulares personas, quienes dedican su vida a la sanación del cuerpo, mente, alma, y apertura de chacras para trascender y crecer en planos desconocidos de la conciencia. Ahí es cuando recién comienza la aventura. Si, porque mediante el manejo de las más impensadas técnicas, el maestro chamánico encamina al discípulo para tomar vuelo directo rumbo a otros planos. Ruta que por cierno no está exenta de dificultades, pues emergen trabas, pugnas de seres místicos y animales poderosos que sirven para enfrentar los caminis del bien y/o del mal.
Dentro de esta dinámica, resulta aparentemente posible que los chamanes puedan lograr inexplicables milagros, e incluso, lograr sanar complejas enfermedades en que la medicina tradicional no brinda muchas esperanzas, o bien, producir cambios sustanciales en quienes acuden a su auxilio por problemas de depresión, angustia o soledad. Salidas alternativas hay, pero sólo para mentes abiertas a creer, libres de todo tipo de prejuzgamiento.
Pareciera complejo 'CREER'. Pero bajo estas condiciones asumí el desafío de explorar las tradiciones y prácticas del chamán, legadas ancestralmente por étnias de diversos orígenes al hombre durante más de cuarenta mil años a nivel global, aunque evidentemente, de forma distinta en cada cultura. Siembre todos quienes las utilizan no sólo se resisten a desaparecer, sino que coinciden en un mismo eje central que les permite perdurar en el tiempo por una sola razón: dan resultado.
EN CARNE PROPIA
Resolví explorar más sobre este tema, cuando me tocó efectuar un reportaje para el diario La Nación hace ya unos siete años atrás, oportunidad en que vivencié un impactante ritual dirigido por una machi -mapuche-, la cual debía limpiar el cuerpo de una familia completa a la cual le hicieron una maldición. Todos los que estabamos ahí, fuimos derivados a un cuarto en penumbras. Luego, en cosa de segundos se inicia el proceso de limpiar y sanar, salpicando con un líquido caliente y espeso con ramas de no se que, bañando casi por completo los cuerpos que debían estar completamente desnudos. Todo, en medio de extraños cánticos, danzas y aromas de hierbas medicinales. Según me explicaron, este tipo de rituales sirve para liberar los malos espíritus y las extrañas enfermedades que aquejaban a la familia intervenida. Al salir del cuarto de candente atmósfera, constato para mi sorpresa, que el líquido vertido había sido sangre caliente sustraída de un cordero recién sacrificado.
Nunca más se me pasó por la mente aproximarme a estas respetables pero escalofriantes prácticas desarrolladas en la localidad de Topán -próxima a Renaico en el sur de Chile-.
DANZAS Y SABLES
Investigando estos temas en Santiago, me encontré con una señora llamada Sara (60), a la que caí en gracia en un encuentro de limpiesa de chacras en el Santuario de la Naturaleza. Quizás por ello no titubeó un segundo en ofrecerme que la acompañara a un trabajo de sanación chamánica al día siguiente, donde sería asistida para atenuar su cáncer de nueve meses luego el diagnóstico clínico. En instantes accedí para viajar con ella hasta la ciudad de Rancagua, para ser testigo de los procedimientos de un reputado chamán de nacionalidad peruana, famoso por sus milagrosas curaciones pero esquivo con la prensa, razón por la me hice pasar por un sobrino de Sara.
Justo una hora después de nuestro arribo a Rancagua, llegó hasta la residencial donde nos encontrábamos hospedados, un hombre de un metro sesenta y pelo cano. Era Jesús, el hombre que tenía el don de curar el cáncer... un chamán muy reputado y solicitado en las altas esperas políticas de Chile y Perú-, dotado supuestamente del don de la sanación gracias a la guía y protección de sus animales de poder.
Rápidamente y a solicitud del chamán, procedimos a cerrar puertas, ventanas y cortinas para oscurecer el lugar, mientras Jesús, era asistido por un niño del cual nunca supe su nombre. Observé que sacaban desde un viejo maletín una serie de amuletos y talismanes para depositarlos sobre un paño negro extendido en una pequeña mesa de arrimo.
Una vez que todo estuvo listo, se dio inicio al ritual donde el chamán invocó a sus animales de poder y espíritus de sabiduría, mientras que el niño de cara neutra y mechas tiesas, hacía sonar rutinariamente un bombo y unas maracas, generando una atmósfera enrarecida.
Durante largos minutos Jesús danzó y cantó a la madre tierra, siempre en torno a un círculo imaginario donde Sara permanecía sentada y con sus ojos vendados. Luego, Jesús hace un gesto al pequeño, entendiendo de inmediato que debía desenfundar un sable y entregarlo a su maestro. Él, explicó a la paciente que estuviera tranquila y que no se moviera mientras luchaba con los espíritus del mal. Así cual Highlander, pasó su espada por el entorno del cuerpo de la mujer con rápidos movimientos, pero sin duda, lo que más me impresionó fueron las chispas que salían al cortar el aire, sin presentar fricción con el piso u otro elemento que pudiera explicar el origen de éstas.
Una vez terminado el ritual, el extraño personaje, advirtió antes de partir que las energías de Sara se encontraban aún muy bajas y que requería de un par de sesiones más. Ella, reconoció sentirse más aliviada en sus malestares, aunque no tenía claridad si fue por el intenso ritual o por un factor más bien psicológico. La efectividad de esta primera etapa del tratamiento solo el tiempo lo dirá.
CHAMANISMO METÓDICO
A estas alturas la curiosidad por saber del tema es más potente que mi temor a lo desconocido. Ahora soy convidado a participar en una experiencia de viaje chamánico, por un grupo que trabaja con el método Harner, con la idea de acceder a estados de la realidad no ordinaria, claro que sin uso de alucinógenos, sino mediante el electrónico sonido del tambor, el cual es un inductor capaz de alterar los estados de conciencia.
Llego justo cuando una persona instruye a los participantes -que no suman más de diez- a sacarse los zapatos antes de entrar a un salón sumido en aromáticas esencias florales e iluminado por la tenue llama de un sirio situado al centro. El lugar carece de imágenes o elementos simbólicos, sólo se observan muros blancos y una decena de colchas diseminadas azarosamente en el suelo para brindar mayor comodidad durante la sesión.
Las ingenieras comerciales, Mariela Norambuena y Marian Dávila, junto con dar la bienvenida, nos explican que ellas no son chamanes, sino guías, que practican el Método Harner, una técnica de consultoría basada en el chamanismo clásico, sumada a innovaciones creadas por el director de la Fundación de Estudios Chamánicos, el antropólogo y escritor norteamericano Michael Harner. Éste utiliza los principios ancestrales del chamanismo, para penetrar en otras realidades, descubrir el propio poder de la iluminación espiritual y la sabiduría, siendo aplicado posteriormente a la vida diaria para solucionar problemas de otros, o bien, aplicarlo asimismo.
PREPARATIVOS
Todos los aquí presentes son profesionales, ejecutivos o empresarios, y de una u otra forma conocen del tema, ya sea mediante lectura especializada o vivencias personales.
Mariela, nos invita a relajar los músculos, dejando nuestras preocupaciones de lado y nos guía al compás del tambor, instrumento que rebaja las ondas cerebrales para que nosotros entremos en la frecuencia justa para iniciar nuestro viaje chamánico con los ojos cerrados.
Son pasadas las diez de la noche, el lugar se encuentra gratamente calefaccionado y nos encontramos todos tendidos sobre colchas individuales. Nadie tiene contacto físico con el otro y sólo se escucha el canto gutural de nuestra guía y el rutinario golpeteo de su bombo.
No estoy dormido, el sonido del tambor mantiene mi estado de vigilia. Nos piden visualizar un lugar y yo elijo una playa desierta. Avanzo por ella descalzo mirando el mar, cuando abruptamente después de dar algunos pasos me encuentro dentro del mar, y veo como unas manos salen de la arena que tiran mis pies con fuerza y arrastrándome dentro del mar. Luego ya no estoy en la playa, aparezco dentro de un túnel oscuro y camino sobre un cúmulo de manos trenzadas. A lo lejos se ve un resplandor espectral con forma de dragón y cuerpo de serpiente que se aproxima y roza mi brazo. Justo ahí es cuando vuelvo a la realidad y abro los ojos luego que nuestra guía nos señala que esto es todo por el día de hoy.
Según nuestros guías, la idea de este ejercicio es visualizar y encontrar nuestro animal de poder al otro lado de la realidad consensuada, en un mundo para al que algunos puede parecer producto de la imaginación, y para otros, el resultado del primero de muchos viajes chamánicos, para intentar contactar a los espíritus guías y develar dimensiones nunca imaginadas. Estas prácticas son sólo el comienzo de quienes buscan seguir la fina hebra de la senda del chamán, para activar el cambio de conciencia y en algún momento tomar las riendas de la visualización, y finalmente comprender que después de un tiempo de práctica la mente se libera y uno puede comenzar a vivenciar una experiencia verdaderamente real.
MUNDOS DE PODER
Desde la perspectiva chamánica, es posible trabajar, entre otras cosas, con la pérdida parcial del alma, pudiendo ser de utilidad explorar la búsqueda a respuestas frente a grandes episodios marcados por traumas de infancia o enfermedades. El rol del chamán está pensado en traer de regreso la parte del alma perdida o dañada de la persona para iniciar el proceso de recuperación.
Enfocar la vida después de la recuperación del alma, también es factible para el chamán, induciendo a la armonización de la vida para que esta sea más saludable después que la sanación ha sido realizada.
Cuando la gente llega al mundo de abajo, generalmente uno encuentra seres de ayuda que son animales de poder, aunque no siempre debe suceder así, porque pueden manifestarse los seres de ayuda en otro tipo de apariencia física.
Generalmente, los animales domésticos no son animales de poder, no obstante, si lo es un lobo, un tigre y un dragón, pues no existe diferenciación entre los animales míticos, extinguidos o los animales que todavía físicamente existen en la tierra.
CUATRO ARQUETIPOS
El fundamento de los chamanes opera controlando su equilibrio, armonía interior y exterior. Presuntemente, el conocimiento de ellas, les da las herramientas que abren las puertas a la sabiduría cósmica. De esta forma emergen las categorías arquetípicas: el guerrero, el sanador, el vidente y el maestro. Juntos reflejan el cuádruple sendero chamánico.
El GUERRERO: es la senda del líder. Este camino se abre eligiendo estar presentes, mostrándonos, evitando pasar desapercibidos y respetando los límites y normas. Una de sus herramientas es la meditación de pie.
El SANADOR: se basa en poseer un corazón pleno, claro, abierto y fuerte. También en el reconocimiento de las cualidades propias, de lo que has contribuido y estás contribuyendo y del amor otorgado y recibido. Una de sus herramientas es la meditación tumbada.
El VIDENTE: nos permite decir la verdad sin culpabilidad ni juicio, estar libre de actitudes de negación e indulgencia, el alineamiento entre la palabra y la acción y honrarse a uno mismo en la medida en que honra a los demás. Una de sus herramientas es la meditación caminando.
El MAESTRO: nos pide que permanezcamos abiertos al resultado pero sin apegarnos a él. Cuando expresamos este arquetipo desarrollamos nuestra capacidad de desapego, fluimos como el agua y demostramos nuestra sabiduría y sus componentes: claridad, objetividad y discernimiento. Una de sus herramientas es la meditación sentada.
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