‘IDA Y VUELTA EN MOTO’ ES SU ESLOGAN. LLEVA MÁS DE NUEVE
MESES VIAJANDO POR TODO AMÉRICA A PUNTA DE SACRIFICIOS Y ALGUNOS AUSPICIOS. A
RECORRIDO MÁS DE 13 PAÍSES, Y YA ES CONOCIDO POR EL MUNDO DE LOS AVENTUREROS
TUERCAS GRACIAS A SUS DESVENTURAS NARRADAS A DIARIO VÍA REDES SOCIALES. AQUÍ UN
FRAGMENTO DE SU HISTORIA.
Texto: Erick Bellido
Envía tu historia y la publicamos: erick@bellido.cl - @eBellidoY
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Viaja solo, y conduce a toda
velocidad una Suzuki DR-650. Su meta
es llegar a la punta de América del Norte antes que termine agosto, de lo contrario el clima arruinará
sus planes. Con sus 34 años, el chileno Javier
Valenzuela, optó por tomar una decisión radical en su vida. Renunció a su
trabajo de siete años como cajero en el Banco de Chile, terminó con su novia
después de tres años de romance, y de un momento a otro, se despidió de su clan
familiar para anunciarles que iniciaría la ruta de sus sueños: recorrer desde
Chile hasta Alaska, de ida y vuelta en moto.
Para lograr su cometido, salió
desde Chile a fines de noviembre de 2014, y hoy después de nueve meses suma un sinnúmero
de peripecias vivenciadas en Argentina, Brasil, Perú, Bolivia, Colombia, Venezuela,
Costa Rica, Guatemala, Panamá, Nicaragua, Honduras y México, y diversas ciudades de los Estados Unidos, dejándose maravillar por los paisajes del Parque Nacional de Yellowstone, en Wyoming.
SORPRESAS AL PASO
Entre su ya extenso prontuario
de curiosidades, cuenta que son decenas las personas que se encuentran
recorriendo América y el mundo en auto, motos, scooter, bicicleta y a pie. Revela
que debió sortear cual acróbata circense intensas ventoleras en el cruce de la
Patagonia chileno-argentina; en solitario debió enfrentar una fiebre de 41
grados por ataques de insectos jurásicos en el cruce del Amazonas; por una
emergencia sorteó un sacamuelas sin anestesia en Colombia y dos endoscopias en
Guatemala; visitó por error la hacienda Nápoles de Pablo Escobar; se enfrentó con
el consulado de Chile en Panamá por la reposición del extravío de sus documentos al intentar cruzar
la frontera de Costa Rica; y para colmo, debió negociar más de una docena de
veces las coimas requeridas por policías centroamericanos para poder circular
sin contratiempos.
Sus historias las registra
en video y fotografías, para luego subirlas en su web y perfil de Facebook en la
medida que puede tener acceso a la Wi-Fi. Valenzuela dice que mucha gente se le aproxima a contemplar su recargada moto y acto seguido le pregunta:
¿Usted no se aburre manejando tanto?; ¿Qué piensa mientras conduce?; ¿Cómo lo
hace para vencer el sueño en largas carreteras? y ¿Qué hace si la moto se estropea o roban?. Entre tanta pregunta, no siempre hay tiempo para las respuestas, pero aquí se aventura a darnos algunas pistas de sus rutinas y lo que pasa por su mente para resistir el largo viaje...
EXPERIENCIAS DE RUTA
Le gusta comunicar, y se toma su tiempo para resumir su rutina diaria. El jugado motoquero chilensis revela que “cuando comienza un día, lo primero que hago es ver el tiempo y programar el GPS. Luego, busco
algún lugar económico para comer, y bebo mucha agua durante todo el día. También chequeo la moto, veo panoramas y me encomiendo a los dioses de la ruta para que me
protejan. Uf, y buscar un lugar para el descanso también es clave”.
El paisaje lo ayuda a tener pensamientos
positivos, y la música le inyecta el ánimo suficiente para no decaer en su
meta. Así por ejemplo, un atardecer lo exprime escuchando Radiohead o Pink
Floyd, o bien, enfrenta las curvas de la ruta admirando valles, campos,
ciudades y sierras montañosas con buena música electrónica. “Cuando vas en una
moto en la ruta, todos los sentidos se magnifican” dice Javier Valenzuela y agrega “lo
que más me gusta al viajar es que te mojas, te mojan, exploras culturas y
sabores nuevos. Miras todo con un ángulo de visión casi perfecto. Los sonidos y
el olfato se agudizan, los aromas se perciben al máximo, y nada pasa desapercibido,
como por ejemplo, ese clásico olor a mierda proveniente de los campos. Todo
vale, más cuando disfrutas de un buen momento”.
Para optimizar las precarias finanzas, nuestro avezado amigo, confiesa que antes
de viajar tomó sus precauciones “...en Inacap tomé un curso de mecánica de motos. También me aseguré y aprendí a fabricar aros, collares y pulseras con un artesano santiaguino,
además de hacer una pasantía intensiva por el arte de la magia. Claramente, la idea es que cuando el dinero escasea, emprender vendiendo salve la continuidad del viaje, porque aunque me quede sin moto, si es caminando, llegaré a mi destino contra viento y marea”.
Más allá de los resguardos
tomados, Valenzuela sostiene que “mi experiencia de viaje cada día me regala
una nueva posibilidad de conocer singulares personajes, muchos de los cuales se
me acercan por las banderas que llevo pegadas de los países que visité, e incluso
vendo imanes con el slogan “Ida y Vuelta en Moto”.
Sin duda, Valenzuela es un
viajero con garra, obsesión por sus metas y un toque de suerte. No sólo suma nuevos
fans por todo América vía redes sociales, también lo invitan a comer en cuanto
lugar se detiene, le regalan estadías gratuitas en residencias de perfectos
desconocidos, suma auspiciadores que le permiten mantener su moto afinada, acceder
a chaquetas motoqueras y maletas laterales, y acoplarse con Harleys en calidad de invitado
especial para participar en el 75
aniversario de la junta motera mas grande de USA, denominada “Sturgis”. Y desde ahí, tomar vuelo para entrar de urgencia con la Suzuki DR-650 a un taller
mecánico, ya que después de tantos kilómetros recorridos, la máquina pide a
gritos un ajuste de motor por filtraciones de aceite. Eso antes de iniciar la
recta final por llegar al destino final: Alaska.
Al cierre de esta nota nuestro aventurero amigo ya se encuentra en Canadá, hospedándose a punta de albergues y cuanto camping encuentra, porque las finanzas comienzan a flaquear. Aprovecha en consecuencia ésta instancia para pedir apoyo de nuevos auspiciadores para financiar su retorno a Chile, y agradecer a todos quienes lo han ayudado para hacer de su viaje una realidad.
Desde el Parque Nacional Jasper en Canadá se despide Valenzuela, en medio de un paisaje que matiza entre la lluvia y el clima otoñal.
Fotos: Javier Valenzuela
Twitter: #idayvueltaenmoto
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