LOS CÓMICS DE CORTE POLICIAL SON CONSIDERADAS POR ALGUNOS COMO LITERATURA MENOR O BASTARDA. EN LOS ÚLTIMOS 12 AÑOS PASARON A SER OBJETOS DE CULTO, ESTUDIO Y ANÁLISIS. REVISAMOS EL CASO DE LA REVISTA 'DELITO' QUE BREVEMENTE CIRCULÓ EN CHILE EN LA DÉCADA DEL '70.
Texto: Erick Bellido
Un caso que merece especial atención es el de la Revista Delito, la cual nace en Chile producto de la transformación de la editorial estatal Quimantú, la cual a partir de los años 1970-71 era publicada por Editorial Zig-Zag. El cambio en el giro editorial buscaba por aquella época concebir el la lectura como un elemento emancipador de conciencias para el "nuevo Chile". Eso explica porqué algunas clásicas publicaciones sufren algunas transformaciones en su redacción y look, como el caso de la revista de historietas Espía 13, ediciones dedicadas primordialmente a evidenciar como los agentes policiales chilenos hacian frente a la comisión de actos delictivos y la forma de hacerle frente a lo largo y ancho de todo el país. Por eso no extraña que fuera rebautizada justamente bajo el nombre de 'Delito', aunque para validar el cambio y lograr la aceptación de sus seguidores antiguos, los creativos se vieron obligados a colocar un subtítulo sobre la palabra Delito que decía 'Espía 13 presenta' (...)
De forma progresiva, se fueron sumando nuevas series como el caso de la recordada Patrullera 205 la cual introducía historietas de una patrulla de Carabineros de Chile; mientras que una segunda parte de la revista, se dedicada a versionar algunos clásicos del género policial, como Suspenso. El tercer y último bloque presentaba una nueva materia asociada a los llamados “delito de cuello blanco”, donde el personaje protagónico era un detective que se hizo a la fama bajo el nombre de Santana y quien estaba a cargo de sacar adelante investigaciones de alta complejidad criminal.
Después de unos meses de publicarse, la serie del detective Santana, el personaje mutó, aún cuando conservó el estilo impuesto en el cómic original. Los guionistas e ilustradores de la revista con el afán de dar mayor dinamismo a las historietas y enquistar la noción de un país más seguro por el actuar policial pero a la vez más cercano a la juventud, crean una nueva serie que llevó por nombre Los Juveniles de Santana, tira de cómics que centra su foco en aquellos delitos económicos asociados a fraudes y estafas, instalando problemática social más sensible de detectar, y donde en la perpetración de los delitos había más presencia de juventud y al igual que sus detectives persecutores que asumen el rol principal, incorporando a la figura de Santana, a quien se lo muestra reuniendo a un intrépido grupo de jóvenes (hombres y mujeres) que lo ayudan en sus pesquisas para reunir los medios de prueba para resolver los ilícitos investigados.
La serie de cómic se inspiró en programas de televisión norteamericana que entre 1968 y 1973 estaban de moda, como era el caso The Mod Squad exhibida por los canales chilenos como La Patrulla Juvenil. La serie con un look muy moderno pero con un tono poco complaciente, como correspondía a la búsqueda de la redención personal de los tres protagonistas atípicos, lo que era el hilo general de toda la serie, y que además incluían al primer co-protagonista de raza negra en la TV norteamericana.
El modelo del comics chileno Juveniles de Santana, sigue la tendencia de la televisión para captar seguidores (compradores) y aunque el equipo editorial tomó prestado ciertos estereotipos, logra presenter número tras número, guiones originales adaptados a la realidad chilena, tomando distancia del formato presentado en la televisión. Así por ejemplo, los protagonistas actúan dentro del marco legal vigente en Chile y son parte de un equipo que oficialmente depende del Jefe Ricardo Santana, aunque algunos personajes arrastran un pasado cargado de experiencias lujuriosas.
El escritor e investigador chileno Moises Hasson, bajo el sello Nauta Colecciones Editores publica su libro "Comics en Chile - Catálogo de revistas 1908 al 2000", una completa revisión de los siete episodios publicados de la referida revista, donde aparecen temas en forma recurrente como la drogadicción juvenil y el narcotráfico, los hombres mayores (“lolosaurios”) metiéndose con jóvenes, padres ausentes (física y/o emocionalmente), y ello unido en menor medida con otros temas que también se ven, como el embarazo adolescente (y su interrupción ilegal), organizaciones de traficantes de drogas, y todo en un ambiente siempre, y sin excepción, de Barrio Alto santiaguino, incluyendo aisladas mansiones en la pre-cordillera.
El protagonista clave es Ricardo Santana, quién crea esta división juvenil y además se preocupa de crear un instituto educacional para jóvenes, según breve referencia en un capítulo (en un subtema que no se desarrolla posteriormente). Luego están los dos primeros integrantes conocidos, la hermana Julia Santana, y el joven Juan Cortes. Luego se suma Carolina Lopegui, a quién se dedica un capítulo para contar su historia y los motivos para sumarse. Y el más joven es Daniel, que más luce como un “ayudista” que como un integrante pleno, y que vemos vendiendo periódicos en un capítulo.
Los restantes personajes corresponden a jóvenes que protagonizan los episodios, viven en sectores acomodados y visten a la moda; mientras que las mujeres jóvenes se las ilustra con minifaldas o apretados pantalones, entre tanto ellos, lucen coloridas camisas y pantalones de “pata ancha o de elefante”, mucho hipismo con collares, cinturones, lo que dejaba entre ver que eran sujetos adinerados, pero algo abandonados por sus familias.
Al revisar estas publicaciones, llama la atención que por ningún lado se ve algún problema juvenil en barrios populares o menos acomodados, lo que claramente no era casualidad, sino que había una intencionalidad de consumo del contenido en ciertos sectores de la sociedad chilena. Temas como la droga y el abandono paterno, el hipismo no era percibida por el equipo a cargo de los guiones en Quimantú, como un problema en aquellos sectores sin recursos, o –y esto si es importante- que era más bien un problema asociado al hecho de disponer de dinero para su compra. Todos estos temas fueron ampliamente discutidos en Santiago de los años '70, pero vuelto a debatir en el marco de la realización del Festival de la Novela Negra, llamado Santiago Negro y liderado por el Centro Cultural España a partir del año 2008, llegando a tener tres versiones.
La droga solo sirve para escapar de la realidad, no para cambiarla. Ser Hippie es también un escape, y además es una “moda” importada. Dice un libro contemporáneo con el fenómeno publicado en Mexico en 1968, “La falta de contacto con la realidad humana es una enfermedad norteamericana y los hippies van más allá”. Y continúa con una pregunta “¿Qué papel desempeñaran cuando tengan la oportunidad de asumirlo?”
Por contraposición, son los jóvenes que trabajan con Santana los ejemplos a seguir. Comprometidos con su tarea, colaboradores, entregados, nada de hipismo, y sin tiempo para banalidades. Es decir “comprometidos por la causa”. Podríamos concluir con estas frase: Flores, si pero para hacer crecer Producción. Ropa y colgantes, si pero sin símbolos “extraños”.
Otros detalles que tenía como sello característico 'Delito' era que consideraba en sus ediciones un grupo de maestros de la ilustración para lograr ángulos y perspectivas atractivas visualmente, destacando a los dibujantes Onofre Díaz en Archivo "S" y en Patrulla 205 destacaban autores capaces de adaptar en pocas páginas cuentos de autores como James M. Cain o Lee Winter. El resto del equipo estaba formado por los dibujantes Manuel Ahumada, Manuel Ferrada y en el staff de guionistas destacaba la participación de Juan Bley y Eugenio Morales.
Si bien los parámetros editoriales eran supervisados brindados por La Unidad Popular, se buscaba cautelar que la imagen de la Policía de Investigaciones y Carabineros de Chile lograra enquistarse de forma coloquial con la ciudadanía, acercando al lector a los oficiales a cargo de hacer cumplir la ley, haciendo aventurable el entorno cotidiano por medio de las historias presentadas en cada historieta. Eso explica que cada número presentara escenarios o calles comunes o fáciles de identificar en el plano real, situándose esos espacios en el centro de la narración, dejando ver el lado humano de los protagonistas, como era el caso del detective Ricardo Santana perteneciente a la Prefectura Móvil, y al cual se lo presentó habitualmente enfrentado al manejo de sus emociones vapuleadas al fragor del cumplimiento de su deber. Así puede verse en 'Delito' en su edición N°125 el episodio "El gordo de la Lotería" en el cual, tras solucionar exitosamente una investigación de un delito, Santana debe enfrentar la pérdida de su bebé recién nacido versus la culpabilidad de su propia ausencia por encontrarse trabajando para hacer cumplir la ley.
Otros detalles que tenía como sello característico 'Delito' era que consideraba en sus ediciones un grupo de maestros de la ilustración para lograr ángulos y perspectivas atractivas visualmente, destacando a los dibujantes Onofre Díaz en Archivo "S" y en Patrulla 205 destacaban autores capaces de adaptar en pocas páginas cuentos de autores como James M. Cain o Lee Winter. El resto del equipo estaba formado por los dibujantes Manuel Ahumada, Manuel Ferrada y en el staff de guionistas destacaba la participación de Juan Bley y Eugenio Morales.
Si bien los parámetros editoriales eran supervisados brindados por La Unidad Popular, se buscaba cautelar que la imagen de la Policía de Investigaciones y Carabineros de Chile lograra enquistarse de forma coloquial con la ciudadanía, acercando al lector a los oficiales a cargo de hacer cumplir la ley, haciendo aventurable el entorno cotidiano por medio de las historias presentadas en cada historieta. Eso explica que cada número presentara escenarios o calles comunes o fáciles de identificar en el plano real, situándose esos espacios en el centro de la narración, dejando ver el lado humano de los protagonistas, como era el caso del detective Ricardo Santana perteneciente a la Prefectura Móvil, y al cual se lo presentó habitualmente enfrentado al manejo de sus emociones vapuleadas al fragor del cumplimiento de su deber. Así puede verse en 'Delito' en su edición N°125 el episodio "El gordo de la Lotería" en el cual, tras solucionar exitosamente una investigación de un delito, Santana debe enfrentar la pérdida de su bebé recién nacido versus la culpabilidad de su propia ausencia por encontrarse trabajando para hacer cumplir la ley.
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