Texto: Erick Bellido Y.
En América Latina y el Caribe viven unos 200 millones de afrodescendientes, un tercio de la población de la región, según la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB).
La comunidad negra en el mundo supera 1.000 millones, una séptima parte de la humanidad.
Cerca de 1.000 representantes procedentes de 39 países, se dieron cita en La Ceiba -450 km al norte de Tegucigalpa-, Honduras, en el marco de la Primera Cumbre Mundial de Afrodescendientes, actividad creada con el fin de proyectar nuevos impulsos y voluntades para fomentar focos de innovación y desarrollo en pro de estas postergadas comunidades dispersas por toda América.
Guatemala, Colombia, Ecuador, El Salvador, Bulgaria, Georgia, Marruecos, Chile, Costa Rica y Brasil, fueron algunas de las naciones concurrentes, alineadas en la visión de adoptar este decenio férreos compromisos para corregir inequidades que afectan a un inumerables afrodescendientes en ámbitos de integración social, educación, salud, justicia, medio ambiente, pobreza, acceso a las TIC, créditos y empleos dignificantes. A lo anterior, se suma la suscripción de un acuerdo entre las naciones partes, para activar un plan de acciones concretas para combatir el racismo y todas las formas de discriminación racial, junto con adoptar medidas necesarias para abolir flagelos que atentan contra los Derechos Humanos.
Según la ONU y la SEGIB, América Latina los afrodescendientes han sido uno de los grupos más postergados, junto con los indígenas. En Centroamérica los negros se concentran en la costa Caribe, donde existen altos índices de pobreza y delitos, y parte de ellos son angloparlantes.
En Costa Rica, que se jactaba de tener solo población blanca, hasta mediados del siglo XX los negros tenían restricciones para viajar desde el Caribe a San José, en el Valle Central. Sin embargo, este año la presidenta Laura Chinchilla creó una Comisión Afrocostarricense que recomendará políticas para esta comunidad.
Por otra parte, las mujeres de raíces afrodescendientes, son víctimas de triple discriminación, como mujeres, como negras y por su condición de pobreza.
PRÓXIMA CITA EN BRASIL
La SEGIB convocó a otro encuentro sobre afrodescendientes, que tendrá lugar del 17 al 19 de noviembre de 2011, en Salvador de Bahia, Brasil, también en el marco del Año Internacional de los Afrodescendientes, se realizará un nuevo encuentro de afrodescendientes, gracias a la convocatoria afectuada por la SEGIB.
LEGADO AFRO EN CHILE
Los herederos de esta etnia, desde hace décadas libran una cruzada contra el olvido de la sangre negra legada a diversos chilenos desde tiempos de la Colonia.
Asó es posible encontrar rostros Afro en famosos óleos de la Independencia de Chile y en textos de historiadores como Francisco Antonio Encina y Gonzalo Vial Correa. Sus descendientes han creado asociaciones gremiales, movimientos culturales, documentales, programas radiales, libros y una ONG (Fundación Oro Negro) para luchar contra la discriminación que los afecta hasta la fecha.
Aunque poco se habla de la población africana que llegó a Chile en tiempos de la Colonia, hay historiadores que aseguran que a fines del siglo XVI llevaba sangre negra en sus venas el 20% de los chilenos.
Quién conoce muy bien nuestras vinculaciones con las raíces negras es el historiador Gustavo del Canto, un incansable recopilador del legado de estas raíces en Chile.
Fue tanta la información que acopió tras 15 años de investigación, que decantó sus hallazgos y de diversos colaboradores(as) en un proyecto literario. El resultado fue el libro "Oro Negro, Una Aproximación a las Comunidades Afrodescendientes".
Controversia histórica
El historiador Francisco Antonio Encina deja entrever en sus textos que las primeras avanzadas europeas que caminaron por estas latitudes traían en sus huestes gente de color. Incluso estima que cerca de un diez por ciento de los exploradores que acompañaban a Diego de Almagro en el descubrimiento de Chile eran de raza negra.
Gonzalo Vial Correa también consigna en sus textos que "el número de negros, mulatos y zambos bordeaba en Chile los 5.000, contra 2.400 españoles, 17.000 mestizos y 48.000 indígenas hacia el año 1558, vale decir, la población chilena no puramente india. De esta forma, al terminar el siglo XVI, casi un 20% llevaba en la sangre el estigma africano".
No obstante, el historiador Sergio Villalobos advierte que existen errores de interpretación y exactitud histórica. "Dudo que Diego de Almagro fuera acompañado por un 10% de negros, porque no hay constancia numérica alguna. Los negros que vinieron a Chile no pudieron ser tantos, eran muy caros y no había muchos en América todavía".
Villalobos también critica al historiador Gonzalo Vial Correa: "Su libro de Historia de Chile es uno de los peores que se han escrito en este país. Es uno de los más deficientes en la escasa investigación que tiene".
Según el historiador Ricardo Palma, destacado historiador peruano, afirma en sus publicaciones que en 1620 había en Arica unos mil negros esclavos y alrededor de cien libres. No obstante, la ciudad de Arica -fundada en 1570- perteneció al Perú hasta 1929, tras lo cual pasó definitivamente a Chile, hecho que dispersó la abundante población negra hacia Bolivia y Perú, quedando sólo una minoría en esta región.
Sin embargo, muchos afrodescendientes que tenían tierras en Azapa cruzaron la frontera clandestinamente para regresar a sus propiedades.
Chile y la Fuerza de Independencia
Cuando el Ejército Libertador llegó a Chile en 1817, dos batallones estaban compuestos en su totalidad por negros africanos y criollos reclutados por San Martín en la Argentina. Según el historiador alemán Eckart Kroneberg "el ejército del general San Martín se formó con hombres de piel negra, comprando la libertad de cientos de esclavos africanos para reforzar con ellos su Ejército Libertador. En caso de triunfar, les prometió la libertad. Así componen la primera fuerza de ataque, ubicados delante de la artillería".
Estos infantes africanos mostraron su valentía en la batalla de Chacabuco, suceso esencial para nuestra definitiva emancipación de la corona española. Conducidos por Conde y Cramer, estos batallones fueron los encargados de enfrentar cuerpo a cuerpo las líneas enemigas y alzarse con la victoria. Dos años después, los hombres de origen africano también lucharon en la batalla de Maipú, según consta en los textos de historiadores como Benjamín Vicuña Mackenna, Francisco Antonio Encina y Barros Arana, todos los cuales coinciden en señalar el importante rol que los africanos jugaron en la Independencia de Chile.
Con el inicio de la República, la población africana comenzó a diluirse en el mestizaje.
Gracias a la abolición completa de la esclavitud dictada en 1823, Chile pasó a ser la segunda nación en el mundo, después de Dinamarca, en tomar esta resolución. De esta manera, la minoría africana que habitaba principalmente las ciudades de Arica, Santiago, Quillota y Valparaíso comenzó a mezclarse hasta desaparecer como raza pura.
Apellido del dueño
En Chile, los negros recién nacidos recibían el apellido de sus dueños como "marca de propiedad". De esta manera, tenemos que los Yánez, Carrasco, Sánchez, Ríos, Corvacho, Báez, Llerena, Baluarte, Barrios y Zavala eran apellidos mayoría entre los negros que se asentaron entre la I Región y la capital en el siglo XVII.
Más caros que un capitán
Muchos de los africanos que llegaron a Chile fueron víctimas de la acción de traficantes dedicados a vender y adquirir esclavos en grandes cantidades, derivándolos a los puertos de Nueva España, Centroamérica y Perú, lugares donde eran rematados.
Aquellos que llegaron hasta el puerto de Coquimbo y Valparaíso costaban el doble de su valor original.
Sergio Villalobos señala al respecto que "un negro promedio, de buena salud, trabajador y de unos 35 años, podía costar entre 400 y 500 pesos durante el siglo XVII. Esto equivalía al sueldo de un capitán de artillería todo el año. Era caro, considerando que por esos valores era factible adquirir una cómoda propiedad en cualquier ciudad importante de América".
Otros africanos llegaron directamente desde Buenos Aires, pasando por Cuyo hasta llegar a Mendoza y de allí cruzaban la cordillera hasta el valle del Aconcagua, donde los negros eran derivados a Santiago o Valparaíso.
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