Es un clásico escuchar:
¡Ponle la correa al perro!... sumado a mensajes que recuerdan ¡Si no lo atas,
el perro se escapará o podrían atropellarlo!. Frente aquella incertidumbre tan
cotidiana, como doméstica, a millones de mascotas no les queda otra que someterse
al ritual para optar al tradicional paseo, ya sea caminando o para salir en automóvil.
Pero es realmente necesario
o no, que tras cada paseo tu perrito o perrita sean atados desde su collar o
arnés para ser guiado por su custodio
desde la correa mientras admiran ambos el entorno que los rodea.
Y si bien, la gráfica no
deja lugar a muchas dudas, existen muchos países donde las leyes obligan a
llevar atadas a nuestros fieles caninos, apelando a la seguridad de los
peatones o por razones de salud y control sobre animales que pudieran revestir
riesgos conductuales.
Muchos se resisten a privar a sus niños(as) -entienda mascotas- de libertad, liberándolos todo momento de las ataduras. Otros más cautos o cautas, se auto-limitan a dicha práctica solo a los parques, plazas, campos y playas, donde los cachupines juegan a ser libres, hasta que alguna persona enemiga de los animales saca sus garras para reclamar por temor al ladrido de un Chihuahua, Pomerania, Pastor Shethand, Pug, Shih Tzu, Yorkshire, poodle o cualquier otra raza pequeña...
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en tus círculos si resulta oportuna la reflexión de una práctica ultra
cotidiana en todo el mundo.
Envíame tus comentarios a erick@bellido.cl y los publicamos aquí.
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Fuente: La
infografía que ilustra la nota fue creada Jenny Williams para DINOS: (Dogs in
Need of Space) y puedes explorar más del tema en: http://notesfromadogwalker.com/2013/11/16/should-i-leash-my-dog-flowchart/
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