ARQUITECTAS, HISTORIADORES, POLÍTICOS Y ACTORES CULTURALES, AÚNAN
ESFUERZOS PARA MATERIALIZAR UNA SINGULAR INICIATIVA EN EL CERRO CORDILLERA, QUE BUSCA RESCATAR EL LEGADO DE LAS PRIMERAS OBSERVACIONES ESTELARES CON
INSTRUMENTOS ÓPTICOS DE PRECISIÓN IMPULSADO POR EL RELOJERO ESCOCÉS JUAN MOUAT.
Texto: Erick Bellido
Si bien, la idea de
Coco Legrant de habilitar el primer museo del humor en el inmueble enclavado en pleno Cerro Cordillera -Merlet Nº 195- de Valparaíso fue desechada por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, hoy existe un nuevo
emprendimiento, que postula la
recuperación del primer observatorio astronómico de Chile.
Para comprender la
trascendencia de la iniciativa es necesario retroceder en el tiempo, al 1836, año en que el mundo vivía un despertar a los avances tecnológicos derivados del
curso trazado por la Revolución Industrial, y donde un joven inmigrante y
fabricante de relojes llamado Juan Mouat llegó desde Escocia al puerto de
Valparaíso cargado de ideas que convulsionaron el quehacer de la exploración
astronómica con instrumentos de precisión e impulsar la construcción de un
trazado de ferrocarril de Copiapó a Caldera para agilizar el proceso de
traslado de minerales para exportación.
“Para la época, Mouat
era un hombre de mente privilegiada en el campo de la ciencia y los negocios,
siempre explorando nuevas oportunidades. A cuatro años de su llegada a Chile
(1840), compró en remate público un particular terreno que pertenecía al
antiguo Castillo San José, una fortificación española que tras sufrir daños
irreparables en el terremoto de 1822, la que fue dada de baja, siendo sus
terrenos subdivididos y posteriormente subastados”, recapitula Gastón Fernández
abogado y miembro del Consejo de Monumentos Nacionales.
Se debe tener en
cuenta, que el astrónomo norteamericano James M. Gilliss, en 1849 llega a Chile en su calidad de oficial de la marina
de Estados Unidos, y trajo el primer gran telescopio a Chile por encargo del naturalista Ignacio Domeyko para instalar el primer observatorio astronómico de
Chile en el Cerro Santa Lucía, en tiempos que Santiago contaba con 90.000
habitantes. No obstante esta idea fue posterior a los planes de Juan Mouat, pues seis años antes habilitó en uno de sus
torreones un observatorio, aunque con equipos menos avanzados y de menor tamaño que los aportados por Gilliss. Parte de esta singular trama se encuentra descrita en el
libro Expedición astronómica naval de
los Estados Unidos al hemisferio sur 1849-52.
“La casona de Mouat
ofrecía una vista ininterrumpida tanto de la bahía, como también de la antigua
plaza del puerto y su muelle –actual plaza Sotomayor-. En el lugar se
encontraban los restos de una antigua torre de vigilancia de planta octogonal,
en torno en que el relojero escocés decide construir su nueva morada”, explica
Fernández. Así es como la casona colonial se va convirtiendo prodigiosamente en
testigo de los muchos emprendimientos de su dueño, y termina por transformarse
en verdadero epicentro dedicado a la innovación científica.
Así por ejemplo, en
la víspera del paso de un cometa en 1843, Mouat instala en su vieja torre de
vigilancia el que sería el primer observatorio óptico del hemisferio sur.
Admirados por este nuevo establecimiento, los vecinos del puerto bautizan la
casa como ‘El Observatorio’.
Daniela Bustamante,
arquitecta miembro de la Sociedad Chilena de Historia y Geografía junto con su
socia Elisa Gil, revelan que a partir de los planos originales de la casona y
con apoyo de imágenes históricas buscan recuperar el carácter original de la
casona. Cabe destacar que la primera imagen que se tiene como antecedente fue
realizada por el afamado pintor alemán Juan Mauricio Rugendas.
ALINEAR VOLUNTADES
Recientemente,
autoridades de políticas, miembros del Consejo de Monumentos Nacionales, de la
Sociedad Chilena de Historia y Geografía, senadores, y propio Emilio De la Cerda,Subsecretario del
Patrimonio Cultural, todos los cuales se dieron cita en la Biblioteca Nacional de Santiago para abordar los alcances
de la iniciativa, a fin de estudiar las proyecciones y alcances de la propuesta que centra su mirada en recuperar un espacio con un profundo legado patrimonial.
El valor de todo este
esfuerzo sostiene la arquitecta Bustamante es que “por primera vez existen
voluntades desde las esferas políticas, culturales, históricas y científicas
por recuperar un lugar que busca abrir un espacio que contribuyó a forjar la
senda de Chile como potencia astronómica, junto con ofrecer una singular
ventana que busca conectar el presente y futuro, mientras en paralelo
exploramos ese pasado”.
Por su parte, el
senador Kenneth Pugh quien además es hijo ilustre de Valparaíso por sus
acciones realizadas para proteger y promover el patrimonio, sostuvo que la
iniciativa es relevante para Chile, especialmente el trabajo realizado por la
Sociedad Chilena de Historia y Geografía “por haber comprobado que fue el
primer observatorio con telescopio del hemisferio sur, ese dato es un gran
hallazgo”, y para su materialización visualiza que la iniciativa “tiene que ser
un esfuerzo público-privado pero con el apoyo y prioridad dada por las autoridades
de la Región y el compromiso de los vecinos”.
CONSOLIDAR EL RESCATE
PATRIMONIAL
La propuesta para
reconstruir el citado ‘Observatorio’ cuenta hoy con una declaratoria de
Monumento Histórico Nacional, pero advierte Daniela Bustamante que “no refleja
su estatus ni su importancia para el país y el mundo, pues hasta la fecha sólo
se demuestra que la historia del primer observatorio astronómico moderno al sur
del Ecuador ha sido olvidado”.
Si bien son muchos
los edificios antiguos que se encuentran hoy abandonados, a la espera de una
nueva vida, y a pesar de su actual obsolescencia, Valparaíso sigue siendo una
ciudad vibrante y con renovado potencial “si históricamente ha sido la entrada
de personas y bienes, no se debe perder de vista que la ciudad puerto conecta a
Chile con el mundo y es Patrimonio de la Humanidad, razón por la cual UNESCO
vigila el actuar de las decisiones que se tomen en Valparaíso sobre su acervo
cultural material e inmaterial”, sentencia la arquitecta desde su despacho en
Santiago.
El trabajo de Mouat
reunió el paisaje terrestre, marino y celeste a través de su inextinguible sed
de futuro y ahora el curso de los acontecimientos recientes regala una nueva
posibilidad para reescribir la historia y enseñar a la sociedad que ningún
invento es aislado y que la evolución de los avances en la astronomía, justo
cuando la humanidad está por llegar a Marte deben ser re-significados.
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