FRENA EL SUICIDIO

Texto: Erick Bellido Y.

El suicidio es un problema mundial complejo de aplacar. Anualmente se cometen cerca de un millón y medio de suicidios en el mundo al año, estamos hablando de 130 mil al mes, lo que equivale unos cinco mil suicidios en el mundo cada día. Una tasa global de mortalidad de una muerte por cada 40 segundos. Tema sensible, considerando que
en los últimos 45 años las tasas de suicidio se han incrementado en un 60% en todo el mundo.
El suicidio está entre las 3 causas principales de muerte entre los 15 a los 44 años en algunos países, y la segunda causa principal de muerte en el grupo de edad entre los 10 y los 24 años.
En todo el mundo el suicidio se estima en un 1,8% de la carga global total de enfermedad en 1998, y 2,4% en los países con los mercados y las antiguas economías socialistas en 2020.
Otras cifras aportadas también por la OMS, indican que cerca de 3.000 personas resuelven multi-causalmente finalizar abruptamente contra su vida diariamente. Por cada una que consuma el acto suicida, otras 20 personas lo intentan sin lograr su cometido. Aunque los indicadores son abrumadores, es necesario denotar que anualmente se registran en los cinco continentes entre 20 a 40 millones de intentos de autoeliminación.
En Latinoamérica los países con mayor tasa de suicibilidad la poseen Cuba y Uruguay. Sin ir más lejos, este último país se sitúa entre el 2007 y el 2009 con un promedio por año 560 casos con resultado fatal. Cifra que alarma, considerando que la población uruguaya no supera los 3,4 millones de habitantes y que hace que la tasa se ubique en el último quinquenio, en 17 cada 100.000 habitantes, por encima de 16 cada 100.000 del promedio mundial.
Como una forma de hacer una llamado a la reflexión, la OMS sacude la conciencia social de la humanidad con la realización del Día Mundial para la Prevención del Suicidio este 10 de septiembre.
Cabe destacar, más allá de alertar con las cifras, lo que busca la iniciativa es precisamente fomentar globalmente los compromisos y medidas prácticas para mitigar ésta magra tendencia, razón por la cual se alinean esfuerzos con la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, en pro de promover salidas terapéuticas adecuadas a cada caso, junto con establecer protocolos o medidas de seguimiento para quienes han intentado suicidarse, mediante la orientación especializada para abordar mediáticamente los tratamientos más adecuados para asistir mesuradamente a quienes requieren una rápida ayuda.
En consecuencia, más allá de las frías estadísticas, es clave multiplicar conciencias sobre que el suicidio es una de las grandes causas prevenibles de muerte prematura.
Detrás de todo esta problemática, existen variables normativas que deben ser normadas por los países mediante protocolos de salud mental más efectivos en la detección de cuadros sintomáticos, o bien, mediante el desarrollo de estrategias nacionales de acercamiento comunitario educo-preventivas respecto al problema.
Dado que cada caso de suicidio resulta altamente impactante y devastador desde el punto de vista emocional para los familiares y amigos, resulta relevante diseñar campañas en pro de la vida, y plasmar porqué vale la pena disfrutarla.
Entre los factores que principalmente impulsan a un individuo a quitarse la vida, emergen los problemas económicos, decepciones amorosas, depresión, esquizofrenia y bipolaridad, sumándose problemas de drogas, alcohol, violencia intrafamiliar, y casos de abusos, maltrato y amenazas en el ámbito escolar.
En el caso de los jóvenes, su inmadurez e incapacidad para enfrentar y resolver dichas situaciones problemáticas, muchas veces los llevan a huir de la realidad por la puerta falsa.
El problema crece de manera exponencial en diversos países del mundo, entre ellos, Corea del Norte y Corea del Sur, donde sus tasas de población suicida crecen vertiginosamente, rankeando entre los primeros en esta magra tendencia planetaria. Al término de una década los suicidios se duplicaron, de acuerdo con los últimos registros oficiales del año 2009. Los motivos no parecen estar del todo claros, pero los analistas dan cuenta de un fenómeno inusual en Asia, pues cada vez más son los jóvenes internautas que optan por usar las redes sociales para crear y fomentar grupos de suicidas. Una tesis que coincide con lo que ocurre en China, donde los jóvenes están muy solos, aislados en su habitación, relacionándose con otros a través de internet, apoyados en redes de amigos virtuales ficticios. Ellos, hablan a través de una nube con personas que están en otra ciudad o rincón planetario, ante los que no pueden ponerse a llorar ni quedar para ir al cine. Las redes sociales fomentan el estrés y el aislamiento personal, las burlas, amenazas y acoso, fomentando ideas suicidas no sólo en oriente, sino también en occidente.
Entre los países europeos, asoman cifras negativas por condiciones extremas de cesantía y falta de oportunidades laborales que impactan en la economía doméstica e independencia del joven adulto, situaciones que aumentan la prevalencia de la casuística en España, Finlandia, Bélgica y Grecia.
México, también presenta una tasas elevadas y preocupantes de autoinmolación, impulsadas por problemas de inequidad e inseguridad social que terminan por impactar con una mayor proclividad a la tendencia suicida, situación que se agrava al interior de los hogares disfuncionales, donde de alguna manera no tienen información sobre estilos de vida saludables y que terminan por afectar mentalmente a quienes resuelven actuar de forma extrema contra su propia existencia.
Tras cada caso suicidio, entidades policiales efectúan autopsias sicológicas, por medio de las cuales se acude a dialogar con los familiares y se investigan las posibles causas, ya que cada uno de los casos responde a patrones e historias diferenciadas en materia personal o vivencial.
Aunque tradicionalmente las tasas de suicidio han sido más alta entre los varones las tasas de personas mayores, los jóvenes han ido en aumento hasta tal punto que ahora son el grupo de mayor riesgo en un tercio de los países, tanto en los países desarrollados y en desarrollo.
Los trastornos mentales son un importante factor de riesgo para el suicidio, donde la impulsividad juega un papel importante es complejo, con factores psicológicos, sociales, biológicos, culturales y ambientales que intervienen.
Visualizar lo que se oculta o esconde con cierta regularidad puede marcar la diferencia entre un lamento por falta de reacción y una terapia activada para re-orientar el camino de alguien que perdió su senda y centro.
Si eres testigo de alguna señal de alerta, pide ayuda y rompe el silencio. Colocarse en el lugar de aquel que sufre o pasa por un mal momento puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

¿QUÉ HACER SI UN CONOCIDO TIENE RIESGO SUICIDA?
1. Busca un lugar adecuado para hablar con la persona.
2. Sé respetuoso y dile que estás preocupado por él/ella.
3. Establece un clima de confianza y pregunta directa y claramente "si ha pensado en quitarse la vida"
4. Escúchalo/a en todo momento
5. Si la respuesta es SI, debes buscar ayuda profesional de inmediato.
6. Si la respuesta es SI, debes buscar ayuda profesional de inmediato.
7. Dile que le ayudarás a buscar alternativas de solución a su problema y que será necesario acudir con un especialista, preferentemente psicólogo.

AL MOMENTO DE ASISTIR A UNA PERSONA EN RIESGO
- Mantén la calma, no le juzgues ni discutas sus razones.
- Tampoco hables de ti y tus problemas, aunque sean similares a los de la persona en riesgo: hablar de cómo tú resuelves tus problemas, puede hacerle sentir que no le tomas en cuenta o no le escuchas realmente.
- No le dejes solo, hasta que haya acudido con el especialista que va a orientarle y protegerle.
Tu intervención es fundamental porque tal vez seas la única persona que, en este momento, puede ayudarle.


Si estás pensando en quitarte la vida...

-Date tiempo para leer esto. Tomar esta decisión te puede haber costado mucho tiempo. Entonces, ¿qué más da esperar un tiempo más?

-Es probable que necesites hablar con alguien. Si te es posible, habla con alguien de tu confianza (padre, madre, hermanos, amigos, vecinos, compañeros de trabajo/escuela, profesor, etc.).

-Además, o si no crees tener con quién hablar, comunícate con quienes te pueden brindar una ayuda profesional. Ellos te ayudarán a darte cuenta si tu decisión refleja lo que realmente quieres hacer. A veces uno/a no quiere dejar de vivir, sino dejar de vivir "así", en las condiciones en las que está viviendo. Y, tal vez, exista alguna forma de cambiar esas condiciones. Tienes varias opciones:

-Acércate con un profesional capacitado para atenderte: psicólogo, psiquiatra, médico, o profesor (si estás en la escuela y no tienes a ninguno de estos profesionales, el orientador del colegio o profesor jefe te asistirá)

MÁS INFORMACIÓN:
www.iasp.info/es/index.php
www.who.int/mental_health/prevention/suicide/suicideprevent/en/index.html
www.suicidologia.org.mx/riesgo_suicida.php