Texto: Erick Bellido Y.
erick@bellido.cl
Josefina usa con regularidad Facebook, MSM y Youtube. Le atrae un par de jóvenes del liceo, pero le avergüenza aproximarse a ellos. Paralelamente, Inti, busca una forma divertida para cautivar con chispa y gracia la atención de la niña que tiene en la mira para entablar una relación afectiva. Y en el mismo establecimiento educacional en que estudian Josefina e Inti, otra escolar, llamada Canela, se las ingenia para destacar como las más popular entre su grupo de amigos y conocidos, tanto en su barrio como en su centro de estudios.
Evidentemente, los tres adolescentes para concretar sus planes, al igual que muchos otros jóvenes de edades comprendidas entre los 10 y 17 años, hacen uso de las TIC para expresar su interés, gustos y afinidades hacia otras personas de su misma edad de una manera de generar un sello audaz, osado y atrevido, lo cual se revela en su singular forma de escribir y describir sus estados anímicos, además se compartir fotografías al límite de lo permitido moralmente.
Inti, Canela y Josefina, siguen la estela de lo que se conoce como "sexter", vale decir, adolescentes que practican el una moda conocida bajo el rotulo de "sexting". Neologismo que pese a carecer de una traducción definitiva, se entiende como el intercambio por diversos medios electrónicos de imágenes o textos propios, con un contenido sexual o erótico, más o menos explícito.
El ‘sexting’ consiste en el envío y recepción, sobre todo de fotografías y vídeos, en una postura sexy aunque no necesariamente desnudos ni eróticos, así como mensajes electrónicos, con diversos grados de insinuación sensual, producidos generalmente por el propio remitente.
CONTENIDOS PELIGROSOS
Habitualmente estos contenidos los crean los adolescentes para enviarlos como regalo a su propia pareja o como un recurso de flirteo. Así, son los responsables del primer paso en la difusión de una foto o vídeo, que puede entrar en una cadena de reenvíos que hace que puedan ser conocidos de forma masiva y acabar en la red, escapando al control del protagonista.
A este riesgo se refiere el mensaje "Cuando una imagen sale de tu móvil pierdes para siempre su control" que forma parte de la "Guía sobre adolescencia y "sexting": qué es y cómo prevenirlo".
"Aunque el ‘sexting’ no es un fenómeno exclusivo de los menores, ya que las personas adultas también lo practican, la falta de cultura de privacidad entre los adolescentes y la menor consciencia de los riesgos determinan su especial vulnerabilidad", según Víctor Izquierdo, director general de INTECO.
Entre los riesgos del ‘sexting’ adolescente, figuran la amenaza a la privacidad y la humillación pública que puede sufrir el menor que ve difundida su imagen en la red, lo cual puede derivar en trastornos psicológicos.
Además, el ‘sexting’ puede propiciar el ‘ciberacoso’, consistente en que un menor hostigue a otro mediante insultos, amenazas, vejaciones o chantaje a través de un canal tecnológico, o que fotos y vídeos de contenido sexual caigan en manos de una persona que las emplee para extorsionar al protagonista con el fin de obtener algo de él, en lo que se conoce como ‘sextorsión’. Muchos jóvenes para evitar exponerse al ridículo masivo optan por aceptar una serie de condicionantes, llegando incluso a situaciones extremas y no deseadas.
Asimismo, la circulación por Internet de imágenes eróticas puede llamar la atención de adultos, que mediante estrategias intenten ganarse la confianza del menor para obtener concesiones de índole sexual, un fenómeno que se conoce como ‘grooming’.
Los padres tienen poco margen de actuación ante el ‘sexting’, por lo que las acciones deben ir encaminadas a que el menor tome conciencia del riesgo de lo que está haciendo.
MALA PRAXIS
¿Qué puede llevar a un adolescente a enviar una imagen de alto contenido sexual de sí mismo a su pareja o a alguien con quien quiere establecer una aventura usando el teléfono celular o Internet móvil?. La respuesta no es simple, ya que es una práctica reciente sobre el que no hay grandes estudios, aunque en la que podrían confluir varios factores relativos a códigos sociales para hacer parecer lo que en realidad no son: ADULTOS.
Por ejemplo algunos adolescentes creen que una imagen en un terminal móvil está segura, confían plenamente en la discreción del destinatario del envío y sienten cierta presión de grupo que les lleva a ganar notoriedad y aceptación en el contexto digital.
Por otra parte, las influencias y modelos sociales a las que están expuestos los adolescentes distan del recato, y éstos desconocen las consecuencias que puede llegar a tener que una imagen comprometida sea de dominio público. Otras de las posibles causas del "sexting", es la natural falta de percepción del riesgo que acompaña a la adolescencia y su espíritu transgresor, en especial cuando los padres advierten el rayado de cancha o peligros a los cuales se exponen al exponerse sin filtros en el mundo virtual.
Para prevenir los serios problemas que puede generar esta práctica, en España y México por ejemplo, recientemente se han lanzado la guías sobre "Adolescencia y Sexting" en las cuales se recomienda a sus destinatarios -los menores y padres-, que recuerden que una imagen en Internet es de todos, pues una vez en la Web no se borra más, además de disuadir que resistan a la presión de los demás, así como que no ceder frente al chantaje, o bien, eviten participar en la cadena de reenvíos electrónicos a fin de no ser parte de eventuales malas prácticas.
Es clave en consecuencia, recordar a los jóvenes que no tienen claridad concreta de lo bueno y lo malo a la hora de discernir, que cuando ellos envían una información vía MSM, chat, e-mail o la cuelgan en My Space o Facebook, pierden automáticamente el control sobre ella y su destino. Proyectar las consecuencias antes de publicar es clave. Es decir, una vez que se ha decidido pulsar el botón ya no hay marcha atrás y nunca se podrá estar seguro de que la persona a quien se le ha mandado un mensaje, una imagen o un video los mantendrá en la privacidad, o la compartirá con su propia red social de amistades virtuales.
Puede incluso que, por un error o una acción malintencionada de terceros, esa imagen pase a ser de dominio público. Y evidentemente, ahí está lo complejo de todo lo expuesto.
En síntesis, la seguridad y privacidad en las nuevas tecnologías a veces puede ser vulnerada de las formas más simples. La pérdida del teléfono móvil (si no está protegido) puede poner a disposición pública nuestra información, y también existen vulnerabilidades e infecciones con virus informáticos -malware- que pueden permitir un acceso no autorizado.
Es lógico pensar, que si no se está seguro de poder proteger información sensible, puede que sea mejor no tenerla guardada en ese dispositivo. Una premisa para tener presente a la hora de aconsejar a los menores que cursan educación primaria o básica, la cual debe ser reforzada de igual forma a quienes cursas estudios secundarios o educación media.
Incluso más. Si se reciben solicitudes insistentes para que proporcionemos una imagen por parte de una persona querida o de confianza o se sufren amenazas de alguien desconocido, la única decisión acertada es no ceder a las peticiones bajo ningún concepto. Si se trata de alguien malintencionado, habría que solicitar el apoyo de un adulto responsable para asistir una salida rápida frente al problema y actuar con medidas correctivas en materia de control parental en el uso de las tecnologías.
FENÓMENO TRANSVERSAL
Aunque el "sexting" no es un fenómeno exclusivo de los menores, ya que las personas adultas también lo practican, la falta de cultura de privacidad entre los adolescentes y la menor consciencia de los riesgos determinan su especial vulnerabilidad.
De todas formas, los padres tienen poco margen de actuación ante la arremetida del "sexting", por lo que las acciones deben ir encaminadas a que el menor tome conciencia del riesgo de lo que está haciendo, lo cual puede generar una cadena de eventos desafortunados.
El mensaje principal es que cuando envías una información pierdes el control sobre ella y su destino. Piensa antes de publicar”. Una vez que se pulsa el botón no hay marcha atrás y nunca se podrá estar seguro de quien recibe el mensaje, imagen o video los mantendrá en la privacidad.
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